martes, 10 de agosto de 2010

Miocardio orbitando. Anatomía del tiemPo.



Demasiados borradores.
Y palabras vacías con comas conocidas.
Inundado y agotado me encuentro.
Entre sentimientos bastardos, que invaden esta cabeza y expulsan al corazón... a otra dimensión.
A otro sueño.
...
A otro mediastino.
Que quepa mejor.




Estoy aburrido.
De respirar con dificultad. Y despertarme a media noche con la boca abierta...
Con los sueños interrumpidos.
Por pulmones traicioneros.
Que odian llenarse hasta luxar el diafragma.
Y que duelan hasta las costillas...



Y dolor.
Pequeño dolor.
Que quepa en esta maleta.
Y que haga su trabajo.
Que vaya conmigo a todas partes.
Como la mejor amante... que huye de mi rostro de adolescente cada vez que me preguntas si te quiero.
O no.






Varias explicaciones.
Que se reparten siempre por medio organismo.
Vivo o no.
No para de latir.
Comprovar si sabe sentir o pensar.
Comprovar si vale la pena intentarlo o por lo menos provarlo...
Es catabolizar la última oportunidad que ofrece...
Esta explicación.
Esta decisión.
Este organismo...
que vivo o no...

No para de latir.










Angel Bueno.

Parece, a veces.
Que un final te sabe a poco, solo cuando lo has vivido.
Que rezas para no llegar a él y después rezas de nuevo para volverlo a ver.
Es doloroso.
Es aburrido y angustioso.
Comprovar.
Que la realidad vive al vacío y que tú necesitas de oxigeno.
Para vivirla.



...

Y es esa incoherencia la que te hace luchar por no llegar al mañana y para cuando llegas... pedir otro mañana como el ayer, cerrando las puertas al próximo tren.
Y que tengamos a partir de ese momento, solo ojos para ese momento...
crea en nuestro entorno... un mundo paliativo... que agota las posibilidades de ver más allá.
Sin saber por qué... pero te ves muerto cada noche en el sofá.


Juzguen ahora.
Que es más extraño.
Querer o esperar.
Cuando (como bien describían los budistas) desear es dolor... ¿querer en que puesto queda?.
Y cuando esperas... como bien imaginas... ¿cuándo es el momento?, si cada uno de ellos lo és, ¿cuál es el mio?.

Qué es más extraño.
Querer o esperar.
Si cada acción de esta incognita nos lleva a más preguntas sin respuesta...
Lo más acertado es no pensar en ellas esperando respuesta, sino que esta pregunta sea la excusa perfecta para sacudir nuestro mundo cada "x" tiempo...
Y poner en duda nuestros propios limites.
Que son pocos.
Y cobardes.


No hay comentarios: