domingo, 20 de diciembre de 2009

voCes con sabor a loraZepam


Opaco.
Con la luz de fondo y yo... opaco.
No ves nada a través de mi. Y yo...
Aún sabiendo.
Sigo, opaco.

Desarmar el despertador todas las mañanas. Que me diga el secreto de tanta dulcura con tanas voces. Que sepa elegir la palabra, que espere toda la noche para poderme despertar... ni la mayor desesperación ni el amor que refiere al sustento que le ofrezco yo... le son suficientes para enfadarme por las mañanas.
Él me desea buenos sueños.
Él me hace olvidar, ansiedad, locura, taquicardizar... y bradicardizar con su voz suave y cómoda mi superficie fría hasta calentar el último rincon de mi cansada realidad...

Es, encantador.
Desmonto los suenos de morfeo y le explico como cerrar los ojos paso a paso.
Beso a venus y huyo corriendo del coliseo.
Un fugitivo con valor de dioses y alevosia de humano... corre por mis brazos subiendo a mi corazón.
Ahora que estás perdida entre mis arterias...
Ya estoy tranquilo.
Algún día llegarás al eje de mi corazón y subirás pronto a mi cabeza.
Sin espuma, sin gas, sin tacto, sin empujar.











Y en ese momento dejaremos de ser perfectos.
Para ser, eternos.






Angel Bueno.


No consigo saber empezar, ni acabar, ningún escrito.
No me acuerdo ni de cómo empezé ni quiero saber cómo acabaré.
El presente se ciñe a este lapizero.
Y me ahogo por las noches, sabiendo que mi pecho un día sabrá lo que es pedir tiempo muerto.

Mientras tanto. Seguiré escribiendo sin saber.
Por qué es mi realidad.
Y porqué en el momento que sepa de ello.

Despiertame.
Que ese tipo de pesadillas, hacen daño a mi cabeza.

No hay comentarios: