domingo, 13 de enero de 2013

Cuidados Perdidos en esTa unidad Intensiva.



Existen pocos momentos de reflexión profunda.
Profusa decisión de dejar de pensar en todo y centrarte en la nada.

Tengo varios momentos a menudo, en los que decido desaparecer.
Girar mi enfoque y recular para ver mi sombra.
Que color, que definición, que lineas pierde y que ha cambiado desde la última vez que la dibujé en el suelo como una silueta sospechosa de un asesinato.

Y noto ausencia. Soledad.
Un giro brusco de viento helado y húmedo que cala hasta la base del cráneo. 
Una sensación de desnudez encima del asfalto, que me impide reconocer como esta, mi realidad. 

Esta soledad no me hace sentir triste, no es tristeza lo que mueve mi gesto, estoy más bien como exhausto. Desconcertado.
Algo mareado.

La tristeza y el dolor van cogidos de la mano pero con otro color, otra imagen  otro sentimiento fundido. El que te hayas ido, obviamente.
Y contigo, nuestro futuro. 

Ahora estoy en la tesitura de saber, reconocer y juzgar yo solo mi entorno, mi realidad. Algo que hacíamos los dos, algo que con los dos tenía facil respuesta y resultado. Ahora me toca hacerlo solo y estoy algo perdido, exhausto, desconcertado... mareado. 



Gobernar mi norte con palabras. Ponerle lineas, comas y puntos a mi día a día. 
Es difícil reconocer que pierdes el norte cuando durante tiempo no te importa cuando sale el sol o cuando se esconde. 
Intento, créeme que lo intento, poner cierto orden a mis acciones.
Estas, y lo tengo que reconocer, están gobernadas por mi fracción animal.
Y creo que es así, porque el Ángel que éra la fracción más importante de mi, esta como escondido en una esquina. 
Agachado y asustado.
Sin querer dejarse ver.
Sin querer girarse y levantarse.
Y como tiene todo el derecho de hacerlo, simplemente le dejo.


Pero no sé cuando decidirá levantarse, si lo hace.
Y si lo hace, ¿qué le digo?.
Su dolor y sus lagrimas tienen razón. Y esta fracción que te comento (la animal) que esta al timon, no entiende ni de tiempo ni de razón... imaginate el rumbo y la noción a la que me veo sometido. 



En definitiva. 
Existen pocos momentos de reflexión profunda. Profusa decisión de dejar de pensar en todo y centrarte en la nada. 
Y hacerlo es lo único que me queda, si quiero sentirme. 
Sentirme sin recordar que toco con los pies en el suelo y que la nada deja de perseguirme para cogerme y elevarme a un rincón... donde puedo coger aire.











Angel Bueno

Al timón de este cuerpo me encuentro, pequeña fracción de esta nave represento.
Solo reproduzco sollozos de las otras fracciones que me han abandonado y que las escucho desde el frente de esta gran responsabilidad.
Sé que ni mis actos, ni mis gestos representan la totalidad de este ser. Pero no me queda otra que seguir pedaleando y esperar que del sollozo se pase al silencio, de este al aliento y por último abrir los ojos y suspirar un rumbo nuestro.
Que cojan el timón conmigo.
Y desear que cuando esto ocurra... no hayamos encontrado ya puerto. 


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