lunes, 15 de noviembre de 2010

de diastólia a sistólia, con jet lag.


Digieres, hasta el último deseo de librarte de esta estabilidad y romper la arteria por la mitad.
Se acabaron las sistólias que marcaban tan equitativamente tu dirección.
Aneurismas.
Traumas.
Degeneraciones estructurales, por diabetes, hipertensión, arteriopatía de igual cara pero diferente mirada.

Sin que lo necesites, ni lo hayas buscado.
El mañana está aquí. Y nos ha encontrado.

El espacio crece entre las promesas de estar siempre cerca.
Y los intereses marcan caminos que con más o menos suerte... siempre diferentes, acaban por definirte solitariamente.



No tienes porqué, pero lo extrañas.
Nadie le interesa, pero intentas respirar de nuevo, una bocanada de esa estancia. Un flash.
Una imagen en blanco y negro que desata en ti ese momento.
Genial. Olor a refugio, libertad, fabulosa incertidumbre de una noche larga por delante y mucho que descubrir.
La universidad.

El principio de una história que cambiaría mi vida.
Y la cambió.
O quizás ya estaba escrita desde que decidí a luchar por mi.





Alomejor también sabíais que desapareceríamos después de acabar este spring. Todo y nada.
Es delicado.
Como el tiempo.
Absorve la vida y la expulsa en forma de recuerdo.

Necesito escribir un libro, con imágenes, letras y olores.
Sobre lo que ha significado para mi... dejar de correr.









Angel Bueno.

Una arteria, a la misma presión. Acaba con el déficit de oxigeno, en todo el cuerpo.
Si este está bien comunicado.
Reparte vida allá hasta donde el último latido le deje llegar.

No conozco un latido fácil.
Ni oxigeno en rebajas.

Mi lucha está siempre primero dentro de mi.
Y después el mundo me espera con los clavos de punta, para que muestre si mis arterias, están preparadas.
Para curarme durante este gran camino que me ha preparado.
Solo espero.
Que el momento sea el correcto.
Y que...
si me canso.
Sepa descansar y no rendirme.

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