jueves, 14 de octubre de 2010

... un día cualquieRa. Sistólia rompedora.


Desde el último aliento que escapa sin las maletas hechas.
Hasta el perdido eco de algún latido que dejó de existir, hace poco (lo digo por el calor que dejaste en mi pecho), por algún lugar perdido entre el fonendo y el mediastino.

Cuesta regresar.

Porque existen momentos o periodos, que las palabras reposan, para dejar paso a los acontecimientos.
Algunos rotos, otros recompuestos.
Algunos pegados con celo, otros que parecen haber salido de alguna película de miedo, mal producida.

Y entonces llega el momento. La noche, o el final del día.
Que sientes la necesidad, de volver.
A ser quién eras o de volver a observar lo que dejaste a medias.

Bien o mal hecho. Pero observar no hace daño a nadie... y menos si ese nadie eres tú.




Y aunque sea reducida, hasta la lista de lectores, que hacen suyas mis memorias.
Siento la necesidad de volver. Aunque solo sea para observar. Y redactar.
Esto que un día empezó sin más.
Espontáneamente.
Como las mejores cosas que pasan a los largo de nuestra vida.
Sin esperarlo.
Y como las peores.
Sin estar preparados para ello.












Angel Bueno.

Hay individuos que presentan un "come back", como algo esperanzador, o nuevo, o simplemente o una victoria después de un desolador silencio.
Yo me presento de nuevo.
Como quien se presentó un día al principio de este blog.

Un enfermo de vida. Que mientras sienta.
Y pueda haceros sentir.
Llenará de similes, de hipérbatons, hipérboles y imaginación. Vuestra realidad, pasada, presente o futura que llena de....
....
Respeto.
Desde lo más profundo de nuestras pupilas, hasta el último punto de nuestra piel, que aún no hemos estrenado.

Este soy yo.
Y esta es mi historia.

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