martes, 8 de marzo de 2011

el vaCío ruidoso de una sinaPsis sincera.


Sentimos cada latido, como un golpe de fuerza, de vida completa, que llena nuestras arterias y deja de preocuparse por haber acabado su función.
El próximo llegará y serás el observado, el malcriado de la familia de latidos.
Golpes de fuerza que reinaron estas carreteras llenas de baches, de descuidos y de olvidos.
Paredes elásticas que recuerdan tiempos mejores.
Pero desconocen que vendrá después.
Otro latido.
Mejor.
O peor.
Ritmico. O no.
Irregularmente desorganizado, o sinusal.
Que más da.
Hay algo que no va bien.
Latido, orden, corriente, fuerza, contracción o oxigeno.
Vástagos de una orden mayor. Que Tú notes el golpe.
Ese golpe de fuerza, que te haga entrar en calor o regular el bochorno que el exterior de provoca...
Es quién cuida de tí y te da lo que necesitas cuando es una necesidad... y te quita lo que más te importa cuando crees que no puedes vivir sin ello.
Tu corazón.
El que vive en el mediastino o en la región derecha de tu cabeza. Dos voces y un solo golpe.
Es lo que buscamos, anhelamos.
Unísono que nos rice el pelo y que nos haga comprender que no podríamos llegar a entender nunca lo que sentimos. Y que ese latido nos gobierne toda la vida.
Con cada golpe. Cada decisión y cada caída.
Un resbalón o una victoria.
Un golpe fuerte en nuestras arterias, que nos lance a buscar el próximo con más cautela y menos indecisión.




Que los recuerdos formen oclusión en la luz...
y nos nuble un olvido que no recuerde nada de nosotros...

Un nuevo latido rompera o no... la niebla...
Y volveremos o no... a ser nosotros, aquí o en otro mediastino...
Pero gritaremos en cada golpe, para que sepan... que a nosotros también nos rizó el pelo, un momento similar.

Una victoria.
Una derrota.
Varias palizas, como una sola.
Caídas y venganzas. Rellenas de ira.
Postres rancios...
En una sola comida.











Angel Bueno.
Gritamos para irritar el aire con nuestra alma.
Y en cada grito, marcamos nuestros latidos en el ambiente.
Corremos para llegar antes de tiempo y no para ser mejores.
Buscamos esquinas para golpear al viento por detrás y no para comenzar un nuevo camino.
Irritamos la saliva con mentiras y no saboreamos la verdad y el silencio.
...
Un golpe fuerte y templado.
Oculto mientras hablamos pero siempre en segundo plano...
Nos espera hasta que le prestemos atención, quizás escucharnos a nosotros... ayudaría más a nuestro entorno.





Correr, por mejorar.
Giros que son caminos entretenidos.
Un gracias sincero y en silencio.
Un latido susurrando a otro... verdades a tres centímetros... en un abrazo.
Curvas por identificar... de un electrocardiograma sincero.