Has dejado este espacio....
como marcado.
Como difuso.
Entre mi piel y este silencio, yace una respuesta agonizando.
Vacía de sentido.
Sin ti o conmigo, entre su olvido...
Y no se por donde mirar.
Esto es una eternidad.
Has borrado de mi olor, su significado y te lo has llevado.
...
Tanto trabajo...
Y fuiste como un relámpago que entró en mí, por mi piel, basta electricidad rompiendo esquemas en mis células... y calentando mis huesos...
Lo malo es que no encuentro el agujero de salida de esta electrocución.
Solo una marca de entrada y seguro que aún sigues alterando mi corazón.
Me sigues recordando.
Como el alto y delicado.
Suspiro.
Que poblaron tus mejillas, que resbalaron por tus hombros y acabaron con tu sonrisa envuelta entre caricias y sentimientos.
Acercaste al humilde perdido, un sentido.
Y hiciste de este, un amargo iluminado, que sabe lo que es tener y perder, en una noche.
Como si fuera un castigo... por no saber medir... aquellos centímetros que nos separaron.
Y que marcaste.
Como olvidados...
Estos me recuerdan, que no estuvieron humillados, estuvieron...
Callados.
Angel Bueno.
Que peor forma de olvidar que el olvido.
Y de recordar que darte cuenta de que no lo has olvidado.
Que peor forma de separarte que con silencio y olvido.
Y que tragica forma de darte cuenta de ello, cuando aún sientes que no puedes rendirte y que uno de los dos ya lo ha hecho.
...
No basta con seguir latiendo.
Y menos después de un choque con daños colaterales.
El corazón no solo necesita de electricidad y de sangre para latir...
Diferentes asuntos, opciones, necesidades... conforman un buen latido.
Con su contracción y su relajación.
Su oxigeno y su espacio libre.
Sus diferentes presiones y la transformación de las mismas.
Con su tabique auriculoventricular... que te da a entender... que desde fuera son uno, pero que desde le interior, las dos partes no se juntan hasta que su contenido no haya sido oxigenado y reciclado...
Ya que si no fuese así....
la vida unidos....
no tendría sentido.
